Seguidores

miércoles, 9 de mayo de 2018

Como Alicia.


Active el modo piloto automático.
Creo metáforas vagas que terminan donde empiezan, hay una hoja que fue arrancada de este libro y recorro este laberinto queriendo encontrarla.
Me siento Alicia en un país que desconozco y que da miedo.
Me caí en ese pozo, maravillada, no pude levantarme. 
Y empecé a correr porque el reloj me perseguía, esta muy oscuro... y no te encuentro... 
Hice un viaje muy largo hacia dentro del laberinto de mi mente, el cielo estaba gris y llovía.
Sigo sin encontrarte y me desespero.
No reconozco a nadie en la calle y de repente toda la gente sos vos.
Despertáme ya.

sábado, 24 de marzo de 2018

Jaque Mate.

Miedo que estremece. Miedo que invita a huir. Miedo que inmoviliza.
Las huellas del pasado aveces se hacen tan presentes como pueden, atando mis manos, inmovilizándome, sin poder actuar, sin poder reaccionar.
Todo acto lleva una consecuencia, toda decisión a un posible paso hacia delante.
Mi mente aveces puede llegar a jugar juegos tan perversos como locos, inhabilitándome el intercambio, cerrándome a círculos perfectos.
El miedo paraliza, el miedo trae mas miedo al tener miedo.
Es un juego de ajedrez constante donde siempre me tiene en jaque, moviendo la pieza mas importante, yo.
En algún lugar recóndito de mi mente se que un día gritaré el jaque mate que merezco, el que me gané, mientras tanto juego.
Y a él le encanta...

martes, 20 de marzo de 2018

Metamorfosis de un capullo

El está sentado en algún lugar de su mente, creándose mundos y creyéndose el ser mas inteligente en el espacio.
También escribe. Metáforas que pierden el sentido. Tratas de comprender, pero no hay nada que comprender.
Ella contempla la pintura , alguna vez supo hacerla felíz. De tanto en tanto acude a ella y escribe letras... En su mundo ella tambien se siente omnipotente , orgullosa, caprichosa, es todo aquello que alguna vez muy lejana le dijeron que no tenia que ser.
Pasa sus días entre libros llenos de sangre. Se tortura con la imposible misión de poder llegar a entender el porque.
Camina hacia él, lo mira...
El parece estar muerto, cerrado y mirando hacia adentro.

-Sabias que tus ojos expresan mucho y a la vez no expresan nada? Te quedas como muerto, por un instante no existes. Veo como te sumerges en aguas profundas que te atrapan. Alguna vez has pensado en escapar? Alguna vez has pensado que tal vez lo mejor seria hacer lo que antes solías hacer?
No me gusta en lo que te has convertido. Quisiera hacerte ver todo lo que has hecho, y tu sigues ahí sentado como si nada.
Respóndeme. Dime por qué te has convertido en esto?
Con mucho desdén levantó la mirada y respondió:
-Este mundo es lo que yo siempre imaginé. Y tal vez mi memoria selectiva solo retenga cosas que no tienen sentido ya recordar.
Quizás me he vuelto loco... Sí! me he vuelto loco.

Se quedo sentado, otra vez agacho su mirada, y otra vez se apagó.

(Texto escrito el viernes 13 de febrero de 2009)

Destello de átomos.



Como el violinista sentado frente a la ventana en un día lluvioso tocando una dulce pero lastimosa melodía.
Como la actriz protagónica que se mira en el espejo mientras la maquillan con una sonrisa melancólica y un suspiro que se le cuela sin querer, por ahí.
Como el escritor que escribe con rabia, locura e incertidumbre sobre aquella bella mujer que le a robado el corazón.
Dicen que somos el producto del destello de átomos y moléculas que se esparcieron una vez en la nada para volver a encontrarse, y así separarse de nuevo...
Así pasan estos días, estos últimos días.
Como el violinista, como la actriz protagónica, como el escritor.
Aveces necesitamos un sacudón para que se nos limpien las ideas y poder volver a pensar con claridad, con entusiasmo, con pasión.
Este producto de destello de partículas aveces no entiende como todo en una fracción de segundo puede cambiar.
Este destello no quiere apagarse.
Este destello de partículas espera pacientemente el sacudón, que lo haga preguntarse nuevamente...
Por qué sigo acá?

Aveces no se necesita tanto oxígeno.



Este es el momento, vuelta atrás sin cinturón de seguridad.
Sin frenos.
Sin oxígeno.
Tiempo cero en la mente del conductor.
Volver a desenterrar del todo lo que ya hacía tiempo estaba enterrado, ahondar en cada partícula de oscuridad y devolverles color, porque alguna vez lo tuvieron.
Contener la respiración.
Aguantar la bofetada y tragar saliva.
Revivirlo pero re- sentirlo de una manera diferente.
Sanar. Sentir. Soltar.
Pero sin freno.
Sin oxígeno.
Y sin seguridad.